Comenzaron a verla sola, desorientada, por los alrededores de Vilanova del Vallès (Barcelona). Llevaba vagando cierto tiempo entre campos y bosques y a veces paseaba tímidamente por el centro urbano donde los propietarios de un bar le dejaban comida en la acera.
Siempre corriendo, huyendo, no se dejaba coger, pero sí empezaba a tener cierta confianza en la zona, lo que nos facilitaba la tarea de fidelización.
Estudiamos su zona de paso más probable y colocamos la cámara de fototrampeo. La pequeña Alfa salía del bosque sobretodo a primera hora de la mañana en busca de su comida. Comenzaba a ser bastante estable en sus rutinas por lo que ya podíamos intentar su captura con jaula-trampa.
Era un sábado por la mañana, apenas empezaba a amanecer cuando Alfa ya aparecía en su ruta matutina. En su primer acercamiento a la jaula se mostró recelosa y pasó de largo. Pero sabíamos que volvería…
Y así fue: Hizo varios viajes de ida y vuelta hasta que finalmente entró y, aunque ella aún lo sabía, ¡cambió su vida a mejor!
Los momentos que siguieron fueron muy emocionantes para nosotros ya que, cuando entramos en la jaula teníamos a una perrita muy asustada y desorientada. Sin embargo, al salir de ella con Alfa en brazos, descubrimos a una preciosidad que en realidad era cariñosa y muy agradecida.