A Tico no hizo falta rescatarlo con jaula trampa, por suerte para él. Cuando nos dieron el aviso, los vecinos de la zona (Rubí, Barcelona) ya habían conseguido fidelizarlo hasta el punto que dormía delante de una de las casas. No resultó fácil cogerlo, pero, a base de hacerle interaccionar con los perretes del barrio, consiguieron que entrara en el jardín de la casa y pudimos acorralarlo.
PERO LAS COSAS NO IBAN A SER FÁCILES
Todo parecía indicar que se quedaría con una de las familias de la zona. Sin embargo, ese primer intento no duró más allá de un mes. Tico no toleraba el contacto (mordía) y no se veían capaces de liderar su rehabilitación. Así que nos lo llevamos y comenzamos su proceso de recuperación. Los cambios no tardarían en llegar: Sigue su evolución aquí.